En el Puerto de Itapoá, la operación de atraque de buques portacontenedores involucra técnicas precisas y la colaboración entre prácticos y remolcadores, garantizando una maniobra segura y eficiente dentro de uno de los puertos más modernos y ágiles de América Latina.
En el Puerto de Itapoá, uno de los más eficientes de América Latina, atracar un barco es una operación que combina técnica, precisión y gran seguridad. Es actividad esencial permite cargar y descargar de manera eficiente buques portacontenedores gigantes, con contenedores del tamaño de remolques de tres ejes.
Durante el atraque, el papel del piloto es crucial. Este profesional se especializa en las particularidades del canal portuario local y asiste al capitán del barco, quien no conoce las aguas restringidas del puerto. El práctico es responsable de planificar la ruta del barco, considerando factores como la profundidad del agua y las condiciones de la marea, garantizando que el barco navegue de forma segura hasta el muelle.
Cuando un barco se acerca a puerto, inicialmente puede anclar o derivar.
Cuando un barco se acerca a puerto, inicialmente puede anclar o derivar mientras espera permiso para atracar. Una vez autorizado, el práctico sube al barco mediante una escalera y se dirige al puente para iniciar la maniobra de atraque.
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La maniobra es delicada y requiere el uso de remolcadores, pequeñas embarcaciones potentes que ayudan a posicionar el barco en el muelle. Estos “tractores de agua” son esenciales, especialmente cuando el barco es tan grande que por sí solo no puede maniobrar con seguridad dentro del puerto.
Práctico se comunica constantemente con los remolcadores a través de radio VHF.
El piloto se comunica constantemente con los remolcadores vía radio VHF, dando instrucciones específicas a cada uno según sea necesario. Este trabajo en equipo entre el piloto y los pilotos del remolcador es fundamental para el éxito de la operación.
A medida que el barco se acerca al muelle, los propulsores transversales (propulsores de proa) para ajustar su posición con precisión. Una vez alineado con el muelle, el barco se ata con cables a bolardos, que son estructuras diseñadas para sujetar el barco de forma segura.
Una vez asegurado el barco, el piloto completa su tarea y desembarca.
Una vez que el barco está seguro, el piloto completa su tarea y desembarca. La operación de atraque finaliza con el barco firmemente amarrado al muelle, listo para el proceso de carga y descarga. Este proceso no sólo resalta la importancia de la habilidad y el conocimiento de los profesionales sino que también resalta la eficiencia y modernidad de las instalaciones y operaciones en el Puerto de Itapoá. Con una estructura organizada y procesos bien establecidos, el puerto sigue siendo un punto crucial para el comercio exterior brasileño.