Programa lanzado recientemente por el gobierno federal no tiene la aprobación de los astilleros y según el presidente de Atlântico Sul en Recife, afectó las negociaciones con los armadores
La triste noticia del cierre del Astillero Atlântico Sul, en Suape, en el municipio de Recife, sigue siendo la comidilla del mercado de la construcción naval en dificultades.
O ex presidente do estaleiro, Harro Burmann, conversou com o programa “Movimento Econômico” da CBN de Recife, sobre os fatores que prejudicaram as negociações com armadores e citou a “BR do mar” avisando que ela dá um tiro de misericórdia na construção naval en el pais.
El Astillero Atlântico Sul, en Recife, decidió cerrar operaciones indefinidamente a principios de agosto y el expresidente, que negoció con los armadores Aliança y Mercosul Lines, para la construcción de dos barcos (para cada uno) los vio volver al punto de partida, luego de que el gobierno alentara a los armadores de cabotaje a realizar pedidos fuera de Brasil, con el lanzamiento del programa que se denominó en medio de “BR do Mar”.
Según Harro Burmann, los pedidos rondarían los US$ 300 millones y garantizarían que el astillero se mantenga operativo hasta que el mercado de Petróleo y Gas tenga la recuperación tan soñada.
Las naves serían financiadas con recursos del Grupo de Marina Mercante (FMM) y, según él, las dos navieras apuntadas por EAS vieron más ventajas en aprovechar los incentivos a la importación de naves, dados por el programa de gobierno, que en hacer los pedidos en Brasil.
EAS afectado inmediatamente
El programa del Gobierno afecta en el corto plazo a todos los astilleros, pero inmediatamente afectó a los del Atlántico Sur, ya que estaban en medio de una negociación y porque la empresa tenía una estrategia de construir barcos y no vivir de los servicios de mantenimiento, como predicaba “BR do Mar”.
“Una reparación de R$ 500 no sostiene al astillero. Ni EAS ni otros grandes astilleros. Es cierto que Brasil tiene escasez de reparaciones, pero es un mercado que no viabiliza toda una industria naval. Petrobras en su conjunto, con una flota de 200 barcos, gasta R$ 60 millones al año en reparaciones. ¿Mantiene un astillero? Ninguno. Mucho menos todo el sector”, declaró el expresidente.
“El propósito de la “BR do Mar” es incentivar la renovación y ampliación de la flota de las empresas de cabotaje, a través de la importación de barcos y eso no tiene sentido en un país que tiene construcción naval”, agregó.
El programa de gobierno atraviesa una serie de debates por parte de los representantes del sector, pero aún no se pierde la esperanza de revertir esta situación mediante la movilización de los sindicatos de trabajadores, la industria y toda la sociedad que anhela la reanudación de sus puestos de trabajo.
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