El hecho es que la exploración de gas de esquisto (el tipo de insumo de Argentina) no está regulada aquí en Brasil e incluso ha sido objeto de decisiones judiciales en Bahía y también en Paraná que suspendieron sus actividades de exploración por ingresos de áreas subastadas por la ANP (Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles).

En julio de 2019, el gobierno de Paraná emitió un comunicado prohibiendo el uso de esta técnica por parte del Estado. Este gas de esquisto está muy explotado en zonas de Estados Unidos e incluso ha sido una fuente de energía barata en las últimas décadas para impulsar el crecimiento económico estadounidense.

Sin embargo, todavía hay muchas preocupaciones sobre el efecto que esto tiene en el medio ambiente. La Escuela de Salud Pública de Yale, una universidad ubicada en el Estados Unidos, hizo una publicación en marzo de 2022 diciendo que el "fracking" que se usa "extensamente ha generado preocupaciones sobre el impacto en el medio ambiente y la salud de las personas". 

“El proceso requiere un gran volumen de agua, emite gases que provocan el efecto invernadero, como el metano, libera aire tóxico a la atmósfera y produce ruido. Los estudios indican que este tipo de operación para extraer petróleo y gas puede conducir a la pérdida de hábitats de plantas y animales, disminución de especies, interrupciones migratorias y degradación de la tierra. Los estudios también han demostrado una asociación entre los sitios de extracción de petróleo y gas de esquisto bituminoso con embarazos fallidos, incidencia de cáncer, hospitalización y episodios de asma”, dice el texto de la Universidad de Yale. 

Para el fundador y director del Centro Brasileño de Infraestructura (CBIE), Adriano Pires, financiar el proyecto todavía es riesgoso para el banco, además de las cuestiones ambientales. “Lamentablemente, Argentina y América Latina en su conjunto tienen una gran inestabilidad política y regulatoria. No sabemos cómo será la Argentina dentro de 12 meses”, declaró. 

Poder360 preguntó al ministro de Hacienda si tendría sentido financiar un gasoducto en Argentina y no en Brasil, que ya tiene mucho gas natural en el presal y que se reinyecta a los pozos, porque no hay suficiente transporte gasoductos en territorios brasileños. La respuesta de Haddad fue la siguiente: 

“Cuando se va a explorar en busca de gas, ya sea en Brasil o en el exterior, si el destino final es Brasil, como en los casos mencionados tanto en el presal como en Vaca Muerta, si el destino es Brasil, vamos a comprar el gas. Y este gas es la garantía de la propia inversión. Entonces, cuando llega el financiamiento, incluso puede ser externo, eventualmente puede ser de BNDES, porque todo está dolarizado. Estos proyectos aguantan. Es diferente a una APP, que tiene que venir con dinero público. En este caso, el financiamiento puede ser brasileño y puede ser de una agencia internacional, cuyo activo es un producto básico dolarizado. Cambia mucho el panorama”, explicó. 

Sin embargo, Haddad no explicó por qué Brasil no debería expandir internamente la red de gasoductos. 

“Es una obra que va a abastecer a Brasil. Y esto es completamente diferente a financiar el trabajo en otro país. Financiar una carretera en un país africano, financiar un puerto en un país centroamericano y financiar un proyecto que suministre gas a Brasil en lugar de Bolivia, es completamente diferente. Y estará el sistema de garantías”, explicó.