Descubra la planta de energía solar más grande del mundo en China, ubicada en Xinjiang. Descubra cómo esta fuente de energía renovable expone problemas sociales y laborales, incluida la represión de los uigures.
China ha demostrado repetidamente, durante los últimos dos años, dos de sus grandes obsesiones: megaconstrucciones y las energías renovables, sector en el que destaca tanto por su capacidad de generación como por su peso en la cadena de suministro. En Xinjiang, el país acaba de demostrar su fortaleza en ambos aspectos. Hace unos días, una empresa estatal conectó lo que se considera el parque solar más grande del mundo, una enorme instalación de 3,5 gigavatios que se extiende por más de 13.300 hectáreas y podría abastecer a entre 2 y 3 millones de habitantes.
La granja, sin embargo, tiene un efecto menos deseado por Pekín: llamar la atención sobre la represión del pueblo uigur en Xinjiang, denunciada desde hace años por organizaciones internacionales, y sus repercusiones en el propio sector de las energías renovables.
Una planta de energía solar XXL. Y no cualquiera
Lo que acaban de activar CGDG y Power Construction Corp de China (PowerChina) es el mayor parque solar del planeta, una instalación que entró en funcionamiento la semana pasada. La planta de 3,5 GW se extiende sobre 32.947 acres, equivalentes a 13.333 hectáreas, según datos publicados por Reuters. Para instalarlo, los técnicos eligieron el noroeste del país, en la región autónoma de Xinjiang. Para ser más precisos, se establecieron en una zona desértica de Urumqi, su capital.
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Energía para un país
Sus responsables calculan que la instalación será capaz de generar alrededor de 6.090 millones de kilovatios-hora (kWh) al año, suficiente para abastecer de energía a Papúa Nueva Guinea durante 12 meses, según cálculos de Reuters. Otras estimaciones indican que su capacidad podría cubrir casi toda la demanda eléctrica de todo el estado de Brasil. Pará con energía.
Su potencia reforzará aún más la fortaleza de China en la generación de energía renovable, que ya ha experimentado un aumento significativo en 2023. Los datos publicados en enero por la Agencia Nacional de Energía muestran que, en 2023, la capacidad de generación de electricidad solar instalada en todo el país aumentó en un 55,2 %.
Ampliando la huella china
El caso es que China ya contaba con dos de las mayores instalaciones solares del mundo: Ningxia Tennggeli, del Longyuan Power Group, y Qinghai Golmud Wutummeiren. Su capacidad rondaría los 3 GW. El gigante asiático también cuenta con unas instalaciones récord para la producción eólica flotante o fotovoltaica. De hecho, el parque de Xinjiang forma parte de un proyecto aún mayor para instalar 455 GW de energía solar y eólica, que incluye megabases en zonas poco pobladas, desde donde se envía la energía a los centros urbanos.
Importa qué, cuánto... y dónde
La nueva granja solar está ubicada en una zona desértica de la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, que ocupa un lugar destacado en el mapa de energía solar y eólica de China. Por tu peso. Y también por la polémica que la acompaña. En la región se impulsaron importantes infraestructuras dedicadas a las energías renovables, como Urumqi Dabancheng, e infraestructuras récord, pero Xinjiang también está en el foco internacional por la represión que, según distintos organismos internacionales, sufrieron allí los uigures.
Una polémica que afecta al sector energético
En 2021, Amnistía Internacional (AI) habló de “encarcelamiento masivo, tortura y persecución sistemática” de minorías musulmanas en Xinjiang, una campaña organizada por el Estado y que constituye, a su juicio, “crímenes contra la humanidad”. En 2022, la propia ONU emitió un informe sobre Xinjiang advirtiendo de “graves violaciones de derechos humanos” contra los uigures y otras comunidades musulmanas.
Lo ocurrido en Xinjiang afectaría directamente al sector de las energías renovables. En 2021, William Alan Reinsch y Seán Arrieta-Kenna señalaron en el CSIS que gran parte de la fabricación de paneles solares depende de componentes fabricados precisamente en Xinjiang, lo que pone el foco en las condiciones que se ofrecen a los trabajadores en esa región. Su artículo se tituló “Un punto oscuro para la industria de la energía solar: trabajo forzoso en Xinjiang”.
El origen del polisilicio
“Los paneles solares residenciales, comerciales y de servicios públicos dependen de células fotovoltaicas (PV) para absorber y convertir la luz solar en energía utilizable. La mayoría de las células fotovoltaicas se fabrican con componentes de polisilicio, que se producen mediante un proceso de horno industrial que requiere temperaturas extremadamente altas. Xinjiang, que cuenta con una de las energías más baratas de China gracias a la abundancia local de carbón, se ha convertido en el hogar de cuatro de las cinco fábricas más grandes del mundo”.
Tras recordar el peso de la región en el sector, el artículo de Reinsch y Arrieta-Kenna destaca que, entre 2010 y 2020, la huella de China en la producción mundial de polisilicio creció exponencialmente, del 26% al 82%, mientras que EE.UU. perdió terreno a la misma velocidad. “Según Jenny Chase de Bloomberg New Energy Finance, 'es probable que casi todos los módulos solares basados en silicio (al menos el 95% del mercado) contengan algo de silicio de Xinjiang'”.
El vínculo con Xinjiang
A principios de ese mismo año, The New York Times informó sobre un estudio de la consultora Horizon Advisory que sugería vínculos entre el creciente sector fotovoltaico de Xinjiang y “un amplio programa de mano de obra asignada en China que incluye métodos que se ajustan a patrones documentados de trabajo forzoso”. El estudio cita importantes empresas del sector y, según el diario neoyorquino, presenta “evidencias” del uso de trabajos forzados, empleados desplazados con apoyo gubernamental desde puntos de Xinjiang e incluso la aplicación de entrenamientos “de estilo militar”.
Amplia y creciente evidencia
Ellos no son los únicos. La Universidad Sheffield Hallam ha elaborado un estudio que, en su opinión, “revela las formas en que el trabajo forzoso en la región uigur puede permear toda una cadena de suministro y llegar a los mercados internacionales”. En opinión de sus investigadores, la energía solar es una industria "particularmente vulnerable" a terminar ligada a esta práctica porque los fabricantes de polisilicio en la región representan el 45% de la oferta global del material de calidad solar y alertan sobre los programas de empleo que se están desarrollando en “un entorno de coerción sin precedentes” y bajo “amenaza constante”.
la agenda
La preocupación por el impacto de este tipo de trabajos continúa flotando sobre el sector de las energías renovables en China, como informaron recientemente Semafor y Sourcing Journal, que alertaron hace unos meses de que la industria de la energía solar o del coche eléctrico está “muy expuesta” a la riesgos de trabajo forzoso debido al importante papel de Xinjiang en la cadena de suministro debido al polisilicio de grado solar y al litio, níquel y grafito utilizados en baterías de iones de litio para vehículos. Desde dentro del sector ya hay voces, como Skyline International, que piden una mayor transparencia en toda la cadena de suministro.
Imagen | PoderChina