La escasez de profesionales cualificados es un desafío creciente en el sector de la construcción. Para hacer frente a esta realidad, muchas empresas están invirtiendo en tecnología e inteligencia artificial. Soluciones como software de gestión, drones, sensores y algoritmos predictivos ayudan a automatizar tareas, optimizar recursos y tomar decisiones más eficientes, asegurando la competitividad incluso ante la falta de mano de obra técnica.
La industria de la construcción en Brasil enfrenta uno de los mayores desafíos de las últimas décadas: la falta de profesionales calificados. Este problema sólo crece con el tempo. Muchos trabajadores experimentados se están jubilando, los proyectos se están volviendo más complejos y hay una creciente presión para alcanzar objetivos sostenibles, que requieren nuevas habilidades.
Según FGV IBRE, en su Encuesta de construcción 2025, alrededor del 82% de las empresas reportaron dificultades para contratar profesionales calificados, especialmente en áreas como acabados e instalaciones. La escasez de mano de obra ha provocado retrasos en la construcción y aumento de los costos.
Otra encuesta, realizada por Cámara Brasileña de la Industria de la Construcción (CBIC) Con 800 empresas, reveló que 7 de cada 10 constructoras tienen dificultades para encontrar profesionales calificados. Entre las razones están la pérdida de atractivo de la profesión y la migración de trabajadores a otros sectores.
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Para afrontar este escenario, muchas empresas están recurriendo a la tecnología. Las herramientas digitales, la inteligencia artificial, la robótica y la impresión 3D están empezando a transformar la forma en que se planifican, ejecutan y entregan los proyectos.
Pero este cambio también trae desafíos. El elevado coste de las nuevas tecnologías, la complejidad de su implantación y la necesidad de formar a los trabajadores siguen siendo barreras para gran parte del sector.
Inteligencia artificial en la obra
En los últimos tiempos, la inteligencia artificial ha pasado a ocupar un lugar central en las innovaciones en la construcción civil.
Los sistemas de gestión de proyectos impulsados por IA ayudan a mantener a los equipos alineados, reducir errores y aumentar la eficiencia.
Estas plataformas organizan los datos del proyecto en un solo lugar. De esta manera todos los involucrados pueden acceder a información actualizada, lo que reduce fallas y retrasos en la comunicación.
Otro avance importante son los sistemas de monitorización en tiempo real aplicados a la construcción civil. Durante el proceso de hormigonado en edificios altos, es habitual esperar hasta 28 días para garantizar que el hormigón esté completamente curado.
Gracias a esta tecnología, que recoge y transmite datos instantáneos sobre la resistencia del material, este período de tiempo se puede reducir de forma segura.
Impresión 3D y robótica
La impresión 3D está empezando a tomar impulso. Todavía en la fase inicial de uso, ya se está aplicando en la producción de muros, cimentaciones, fachadas y estructuras menores.
La tecnología tiene el potencial de automatizar tareas que requieren mucha mano de obra, ayudando a abordar la escasez de mano de obra. Además, tiende a reducir el tamaño de los equipos necesarios en algunas fases de la construcción.
La robótica en las obras de construcción todavía es limitada, pero hay avances. Ya existen robots que instalan paneles de yeso y máquinas que hacen albañilería. Sin embargo, requieren ajustes específicos para cada obra. Paredes de distintos tamaños, distintos materiales y distintas estructuras requieren que estos robots sean recalibrados constantemente.
La logística también es compleja, ya que transportar y montar máquinas en diferentes ubicaciones requiere tiempo y recursos.
Incluso con estas dificultades, la expectativa es que los avances en el aprendizaje automático y la robótica adaptativa hagan que estos equipos sean más viables en el futuro.
Pequeños pasos, resultados concretos
A pesar de los beneficios de la tecnología, muchas empresas de construcción operan con márgenes de ganancia ajustados. Esto dificulta la aprobación de inversiones en herramientas nuevas no probadas.
Una forma de superar esta resistencia es empezar con programas piloto. Los proyectos de menor escala que ofrecen resultados prácticos pueden ayudar a convencer tanto a los gerentes como a los trabajadores.
Los resultados rápidos, como menos tiempo para completar un proyecto o mayor seguridad en la obra, sirven como prueba de que vale la pena invertir en innovación.
La adopción gradual también facilita el proceso de aprendizaje. Así como los arquitectos han migrado de las mesas de dibujo al software de dibujo, los profesionales de la construcción necesitarán adaptarse a nuevas herramientas.
Los supervisores de construcción, por ejemplo, podrán dedicar menos tiempo al papeleo. En lugar de ello, podrán monitorear los datos de construcción en tiempo real, utilizando sensores y drones.
Los operadores de máquinas, a su vez, podrán dejar de operar controles manuales y comenzar a coordinar máquinas autónomas en una red.
Cultura de aprendizaje continuo en la construcción
Para que esta transición al trabajo sea posible es necesario crear una cultura de aprendizaje. La formación no puede verse como algo puntual.
Las empresas deben ofrecer capacitación continua, con cursos en el puesto de trabajo, programas en línea y alianzas con instituciones del sector.
Esta estrategia garantiza que los trabajadores se mantengan actualizados y preparados para afrontar las nuevas demandas.
Cuanto más capacitados sean, mayor será la posibilidad de éxito en la adopción de tecnologías.
Camino conjunto
El futuro de la construcción depende de la acción conjunta. Los líderes de la industria deben estar dispuestos a invertir en soluciones tecnológicas que aumenten la productividad y la seguridad. Al mismo tiempo, los trabajadores necesitan acceso a herramientas de capacitación que los preparen para enfrentar estos cambios.
La escasez de profesionales cualificados es un problema que se puede superar. Pero para lograrlo es necesario entender que la innovación no es una amenaza, sino una oportunidad de crecimiento.
Cuando la tecnología es vista como un aliado, todo el sector se beneficia: desde las grandes constructoras hasta los profesionales que trabajan en primera línea.
Al adoptar esta nueva perspectiva, la industria de la construcción estará mejor preparada para enfrentar los desafíos de hoy y del futuro.