Imagínate vivir en un país donde cargar tu coche eléctrico es tan sencillo como parar en cualquier esquina. Este es el escenario que China está construyendo y cada mes las cifras son aún más impresionantes.
A finales de julio de 2024, el país asiático anunció un hito sorprendente: más de 10,6 millones de estaciones de carga para vehículos eléctricos están en funcionamiento. Según informó la Administración Nacional de Energía de China, estas cifras representan un crecimiento del 53% respecto al año anterior.
Del total, 3,2 millones son teléfonos públicos, mientras que los demás 7,4 millones son privados. El país no se detiene ahí: se están instalando estaciones de carga ultrarrápida en carreteras y zonas rurales, y se prevé añadir otros 3 puntos de carga y 5 plazas en las autopistas para finales de 2024, según la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma ( CNDR).
China cuenta ahora con la red de servicios de carga más grande del mundo, una infraestructura capaz de satisfacer las necesidades de más de 24 millones de vehículos electricos que ya circulan por todo el país.
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"La energía total de carga y uso compartido ha superado los 160 millones de kW, satisfaciendo las demandas de nuestros vehículos eléctricos", destacó Zou Peng, secretario general ejecutivo de la Alianza para la Promoción de la Infraestructura de Carga de Vehículos Eléctricos de China (EVCIPA).
Brasil todavía está en pañales en infraestructura de recarga
Si bien China está logrando grandes avances, Brasil aún enfrenta grandes desafíos para expandir su red de carga. Aunque la Asociación Brasileña de Vehículos Eléctricos (arriba) estimó que el número de estaciones de carga en el país debería más que duplicarse para finales de 2025, alcanzando la marca de 10 mil habitantes, el panorama actual es desafiante: Sólo hay 4.600 puntos de recarga en funcionamiento en agosto de 2024.
Este crecimiento, aunque significativo, todavía refleja las limitaciones del mercado brasileño. La concentración de estaciones de carga en las regiones Sur y Sudeste (casi un tercio de ellas ubicadas solo en el estado de São Paulo) revela la disparidad entre las áreas más desarrolladas y otras regiones del país.
Alrededor del 70% de las estaciones de carga se concentran en estas dos regiones, lo que restringe el acceso a vehículos eléctricos a zonas más ricas, como destaca Pedro Rodrigues, director y socio del Centro Brasileño de Infraestructura (Cbie).
La infraestructura necesaria para soportar un aumento significativo de estaciones de carga es una preocupación constante. Rodrigues explica que las regiones fuera del eje Sur-Sureste carecen de sistemas de transmisión de energía lo suficientemente robustos como para soportar un mayor número de estaciones de carga.
“Las ciudades del Sudeste y del Sur tienen, en su mayoría, mejores infraestructuras, pero en el Norte y Nordeste, la fragilidad de los sistemas de transmisión es un gran obstáculo para la expansión”, afirmó.
Expansión desacelerada y desafíos por delante
La expansión de la infraestructura en Brasil está lejos de ser homogénea. En febrero de 2024, Raízen, distribuidora de combustibles, y el fabricante de vehículos eléctricos BYD firmaron un acuerdo para instalar 600 nuevos puntos de recarga en ocho capitales del país. Este esfuerzo, aunque significativo, aún no alcanza lo necesario para democratizar el acceso a los vehículos eléctricos en Brasil.
El alto costo de los vehículos eléctricos también contribuye a esta desigualdad, limitando el mercado a regiones económicamente más fuertes. Con precios aún inasequibles para la mayoría de la población, la ampliación de las estaciones de carga se convierte en una apuesta arriesgada en muchas zonas del país.
Ante este escenario, la pregunta sigue siendo: ¿Brasil podrá seguir el rápido ritmo de China en la expansión de la infraestructura de vehículos eléctricos o seguiremos estando a la cola de la innovación global?