Tras el fin de la Guerra Fría, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China aumentaron. Un coche Ford ayudó a calmar los ánimos
O Ford Tempo Es una de esas figuras casi olvidadas del mundo del automóvil. Un compacto fiable pero discreto que estuvo presente en las calles de Estados Unidos durante los años 1980 y principios de los 1990 antes de desaparecer silenciosamente.
Aunque sus características mecánicas eran normales, el papel que desempeñó en la historia mundial fue extraordinario. Inesperadamente, este automóvil se convirtió en un eslabón de la compleja relación diplomática entre Estados Unidos y China en un momento crítico de la historia global.
Un coche y el escenario de la posguerra fría
Tras el fin de la Guerra Fría y el colapso de Unión Soviética, las relaciones entre Estados Unidos y China enfrentaron una prueba importante.
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Durante décadas, la oposición mutua a la Unión Soviética había sido un factor unificador. Sin embargo, con la desaparición del enemigo común, las diferencias entre ambos países comenzaron a hacerse más evidentes.
Esta relación, ya delicada, se vio gravemente sacudida en 1989, tras la violenta represión del gobierno chino contra las protestas a favor de la democracia en la Plaza de Tiananmen.
La respuesta internacional fue inmediata y dura. Estados Unidos impuso sanciones económicas, suspendió las exportaciones de armas e impulsó reformas políticas durante la cumbre del G7 de 1990.
Pese a ello, las puertas del comercio entre ambos países permanecieron entreabiertas, en parte por la necesidad de preservar una canal de diálogo.
Es en este contexto que el Ford Tempo entra en escena, desempeñando un papel inesperado. A través de un acuerdo comercial estratégico, se convirtió en un símbolo de cooperación económica y un esfuerzo deliberado por mantener relaciones diplomáticas en tiempos turbulentos.
El Ford Tempo como solución diplomática
La diplomacia encuentra a menudo formas curiosas de manifestarse. A principios de los años 1990, una de las estrategias para mantener la relación comercial y diplomática entre EE.UU. y China fue la exportación de automóviles estadounidenses al país asiático.
Entre estos vehículos se encontraba el Ford Tempo, que el gobierno chino encargó en grandes cantidades.
Esta negociación marcó la primera gran empresa de Ford en China. Inicialmente se encargaron 3.010 unidades del Ford Tempo, cifra que posteriormente se incrementaría hasta los 8.200 vehículos.
La magnitud del pedido llegó a ser histórica, siendo el pedido de flota más grande jamás registrado por Ford hasta ese momento.
Modificaciones específicas para el mercado chino
Aunque el Ford Tempo ya era un modelo muy popular en los Estados Unidos (había vendido 35.149 cupés y 154.762 sedanes sólo en 1992), el automóvil necesitaba someterse a varias adaptaciones para satisfacer las necesidades específicas de China. Algunos de los cambios más importantes incluyeron:
- Posibilidad de utilizar combustible con plomo.: Si bien Estados Unidos ya había abandonado el uso de este tipo de combustible, todavía era común en China.
- Suspensión reforzada: Las carreteras en China eran más desafiantes que las de Estados Unidos y exigían una mayor durabilidad del sistema de suspensión.
- Actualizaciones de cableado eléctrico: El clima y las condiciones locales exigieron mayor resistencia en los componentes eléctricos.
- Panel de instrumentos convertido al sistema métrico.: Este cambio fue fundamental para que los conductores chinos pudieran utilizar el vehículo con facilidad.
Estas adaptaciones demuestran cómo Ford personalizó el producto para satisfacer las demandas del mercado chino, algo que también sirvió para reforzar la imagen de la marca en el exterior.
Ford tempo 1992 especificaciones técnicas
El Ford Tempo ofrecía dos opciones de motor, cada una con características distintas:
Motor | Potencia | Torque | Transmisión |
---|---|---|---|
2.3L NA HSC I4 | cv 96 | 128 libras-pie | Manual y Automático |
3.0L NA Vulcano V6 | cv 135 | 150 libras-pie | Manual y Automático |
Aunque modesto en prestaciones, el Ford Tempo destacó por su fiabilidad y coste-beneficio, características imprescindibles para su uso en flotas públicas.
La dimensión económica del acuerdo
El acuerdo con Ford generó ingresos de 32 millones de dólares sólo por la venta del Ford Tempo, mientras que las ventas totales de vehículos estadounidenses, incluidos General Motors y Chrysler, alcanzaron los 130 millones de dólares.
Si se ajusta a la inflación, esta cantidad equivaldría a unos 296 millones de dólares actuales. Esta negociación fue beneficiosa para ambas partes: Estados Unidos fortaleció sus exportaciones a China, mientras que los chinos diversificaron su mercado automotriz, reduciendo su dependencia de las importaciones japonesas y alemanas.
En ese momento, China dependía en gran medida de marcas como Toyota y Volkswagen. El Volkswagen Santana, por ejemplo, fue el automóvil más vendido en el país entre mediados de los años 1980 y 1990.
La introducción de automóviles estadounidenses, como el Ford Tempo, ofreció a los chinos una alternativa competitiva, aumentando su capacidad para negociar con otros proveedores de automóviles.
El uso de Ford Tempos en China
Los coches exportados a China no estaban disponibles para la venta privada. En cambio, fueron ampliamente utilizados como vehículos oficiales del gobierno, taxis y coches de alquiler para turistas.
Este uso estratégico aumentó la visibilidad del modelo en territorio chino, reforzando la presencia estadounidense en el mercado local.
Aunque muchos de estos vehículos han sido desechados a lo largo de los años, algunos todavía resisten la prueba del tiempo. En 2012, por ejemplo, era posible comprar un Ford Tempo usado en China por alrededor de 25.000 yuanes, equivalente a aproximadamente 3.400 dólares estadounidenses.
Hoy en día, estos coches se consideran reliquias y son buscados por coleccionistas que ven en ellos no sólo un vehículo, sino un pedazo de la historia diplomática y automovilística.
Impacto duradero en las relaciones entre Estados Unidos y China
El Ford Tempo jugó un papel pequeño pero significativo en el mantenimiento de las relaciones comerciales y diplomáticas entre Estados Unidos y China.
En un momento de tensiones políticas y económicas, la exportación de estos vehículos ayudó a preservar el diálogo entre las dos potencias.
Este esfuerzo de colaboración sentó las bases para una relación comercial que continúa hoy, aunque con desafíos y complejidades.
En 2022, Estados Unidos y China intercambiaron alrededor de 758,4 millones de dólares en bienes y servicios, y las exportaciones estadounidenses alcanzaron casi 200 millones de dólares.