En Brasil, en particular, la volatilidad y el aumento de los precios internacionales siguen siendo amplificados por el tipo de cambio y la compleja lógica fiscal
Los precios de los combustibles y los costos de la energía en general, en cualquier país, permean toda actividad económica e impactan a toda la sociedad. Actualmente, el mundo vive un desequilibrio situacional entre oferta y demanda de energía provocado por la recuperación económica tras un periodo de baja actividad impuesto por el COVID-19 y el conflicto en Ucrania. En Brasil, en particular, la volatilidad y el aumento de los precios internacionales siguen siendo amplificados por el tipo de cambio y la compleja lógica fiscal.
En este momento, varios gobiernos alrededor del mundo han actuado para mitigar los impactos en la población creando redes de protección para prevenir tragedias sociales como la privación de calefacción residencial, entre otras, preservando la lógica económica estructural y el buen funcionamiento de sus industrias. .
En Brasil, como una forma de mitigar los problemas, se han evaluado varias alternativas y la promulgación de la Ley 192/2022 va precisamente en esa dirección, al definir los combustibles sobre los cuales el ICMS será gravado una sola vez, con una tarifa única a nivel nacional, estableciendo una carga tributaria uniforme en todos los estados y el Distrito Federal.
Los impuestos representan una parte importante de los precios de los combustibles. En el caso de la gasolina, por ejemplo, los impuestos PIS/COFINS/CIDE corresponden a alrededor del 10%. La porción referente a impuestos estatales (ICMS) corresponde a alrededor del 24%, en el promedio nacional, pero alcanzando el 34% en algunos estados. La complejidad tributaria relacionada con la porción del impuesto estatal (ICMS) dificulta que la sociedad perciba su impacto real en los precios de los combustibles. Por ello, tal y como prevé la Ley 192/2022, es importante que los Estados avancen en la regulación de la simplificación fiscal con la introducción de monofasia y tasas uniformes por producto en todo el territorio nacional, proporcionando una mayor transparencia a la sociedad.
Así, el desafío enfrentado en el mercado de combustibles debe ser abordado desde el punto de vista estructural a través de medidas que apunten al fortalecimiento de la economía nacional, que tiendan a apreciar la moneda nacional y aumentar el poder adquisitivo de los brasileños. Al mismo tiempo, la simplificación de reglas, la reducción de ineficiencias asociadas a la complejidad fiscal, la exención para el consumidor final, la reducción de posibilidades de evasión y fraude fiscal y, sobre todo, el aumento de la transparencia para el consumidor final, especialmente en cuanto a la carga fiscal que soporta.
Además, es importante considerar que el producto que llega al consumidor final no está compuesto únicamente por combustibles fósiles (estos representan alrededor del 40% del precio final de la gasolina). La participación de los biocombustibles que tienen una mezcla mínima obligatoria también tiene sus precios influenciados por la dinámica del mercado internacional y el tipo de cambio, ya que son productos derivados de . agrícola. En el caso de la gasolina, alrededor del 14% del precio final que pagan los consumidores se debe al biocombustible. La siguiente figura presenta una comparación de los precios promedio de la gasolina al consumidor en marzo de 2022 en Brasil y en los Estados Unidos con sus principales parcelas, destacando la diferencia en la carga tributaria.
En el caso de Brasil, también cabe señalar que alrededor del 80% de la flota es flex-fuel, por lo que los consumidores pueden elegir entre gasolina Tipo C (con adición de etanol anhidro) y etanol hidratado. De esta forma, una eventual intervención en los precios, sin los debidos mecanismos de compensación, impacta tanto a la industria petrolera como a la agroindustria. En cuanto a los derivados del petróleo, cabe recordar que el mercado cuenta con la participación de diferentes agentes, entre ellos, empresas refinadoras, formuladoras e importadoras. En este sentido, controlar el precio de un solo agente de esta cadena generaría graves distorsiones en todo el mercado.
En un contexto de precios más altos, es fundamental destacar que la recaudación del Estado brasileño con la industria ha batido sucesivos récords. En 2021, la recaudación de los estados con ICMS sobre petróleo, combustibles y lubricantes fue de R$ 109,5 mil millones, valor un 36% superior a los R$ 80,4 mil millones recaudados en 2020. En 2021, según el balance de la ANP, distribuyó un total de R$ 74,4 mil millones con regalías y participación especial, valor un 65% superior al distribuido en 2020.
Así, el desafío que enfrenta el mercado de combustibles debe ser abordado desde un punto de vista estructural a través de medidas encaminadas a fortalecer la economía nacional. Al mismo tiempo, se debe dar prioridad a mitigar la complejidad de los elementos que puedan dificultar la transparencia para el consumidor final y la comprensión sobre el monto pagado en las gasolineras, especialmente en lo que se refiere a la carga tributaria que soportan los consumidores.
FUENTE: Comunicación FSB
