En 2025, el salario mínimo tendrá un aumento real, pero el techo de la nueva regla generó una reducción en el valor esperado, ahorrando al gobierno miles de millones y frustrando a 59,3 millones de brasileños que dependen del salario mínimo.
El escenario económico de Brasil adquiere nuevos contornos con el anuncio del ajuste del salario mínimo para 2025.
Si bien muchos brasileños esperaban un aumento más significativo para enfrentar los desafíos económicos, el reciente anuncio del gobierno trajo noticias un tanto amargas.
La frustración de millones de trabajadores y jubilados se mezcla con el tímido alivio de un reajuste que, aunque positivo, estuvo por debajo de las expectativas.
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Corrección menor de lo esperado
Presidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT) publicará, en los próximos días, un decreto que corregirá el valor del salario mínimo a R$ 1.518 en 2025, según fuentes del gobierno federal.
Actualmente fijado en R$ 1.412, el nuevo valor traerá un aumento de R$ 106, equivalente al 7,5%.
Este porcentaje incluye una ganancia real, es decir, por encima de la inflación.
Sin embargo, la corrección estuvo por debajo de lo que muchos esperaban, especialmente después de la aplicación de la nueva regla de cálculo aprobada este año como parte del paquete fiscal para contener el gasto.
Comprender la nueva fórmula de cálculo
La actual fórmula de ajuste del salario mínimo considera dos factores principales: la inflación acumulada en 12 meses hasta noviembre, medida por el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que fue de 4,84%, y el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de hace dos años, fijado en el 3,2%.
Sin embargo, se estableció un tope del 2,5% para limitar el impacto de la variación del PIB.
Si la norma anterior, sin el tope, hubiera estado todavía vigente, el ajuste podría haber elevado el salario mínimo a R$ 1.528.
Con el cambio, los brasileños pierden alrededor de R$10 en pagos mensuales. Este cambio ya ha sido identificado como fundamental para limitar el gasto público, pero tiene un impacto directo en los ingresos familiares.
Ahorro para las arcas públicas con la limitación del salario mínimo
El impacto de la nueva regla de cálculo se refleja en ahorros para el gobierno.
Como el salario mínimo sirve de base para el pago de pensiones, pensiones y prestaciones sociales, un aumento más tímido reduce el gasto público.
Según cálculos oficiales, cada real adicional al salario mínimo aumenta los gastos del gobierno en R$ 392 millones.
Se estima que, en 2025, el ahorro total con el reajuste más limitado será de R$ 4 mil millones.
Para los próximos años, también se mantendrá el control sobre el crecimiento del salario mínimo, generando una reducción acumulada de R$ 110 mil millones en prestaciones de seguridad y asistencia social hasta 2030.
El impacto en la vida de los brasileños con el valor del salario mínimo
Actualmente, el salario mínimo es una referencia para alrededor de 59,3 millones de brasileños, entre trabajadores, jubilados y beneficiarios de programas sociales como el Beneficio de Pago Continuo (BPC).
Además, la corrección afecta al poder adquisitivo de las familias, influyendo directamente en el consumo y el desempeño económico.
Según el Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (Dieese), la restricción al incremento real del salario mínimo podría tener efectos negativos sobre el consumo interno.
Las familias con menor poder adquisitivo tienden a reducir el gasto, impactando sectores importantes de la economía, como el comercio y los servicios.
Recortes de gasto y efectos económicos
El paquete fiscal aprobado por el gobierno trajo cambios significativos, con impactos directos e indirectos en la economía.
Para el gobierno, la medida es fundamental para lograr el equilibrio fiscal y garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas en el largo plazo.
Por otro lado, los expertos advierten de posibles pérdidas a corto plazo.
El Dieese destacó que la reducción en el ritmo de aumento del salario mínimo se refleja en los resultados del PBI.
Los datos del tercer trimestre de 2024 ya muestran una desaceleración del consumo familiar, principal motor de la economía brasileña.
Para muchos economistas, El control del gasto público no debe sacrificar los ingresos de la población más vulnerable, de lo contrario podría comprometer la recuperación económica.
Conclusión y perspectivas
Si bien el ajuste del salario mínimo a R$ 1.518 en 2025 es una mejora respecto al actual, la aplicación del techo del 2,5% trajo frustración a los brasileños.
La medida refleja la necesidad de control fiscal, pero también plantea preocupaciones sobre el impacto sobre los ingresos, el consumo y el crecimiento económico.
La gran pregunta que queda es: ¿Los recortes en el ajuste del salario mínimo realmente compensarán el posible daño a la economía y la calidad de vida de los brasileños en los próximos años?