El gobierno brasileño está planificando el mayor plan de aviación regional de la historia, con más de 130 aeropuertos en construcción y renovación. Esta expansión promete transformar el turismo, la economía y la salud en el interior, integrando regiones remotas al país.
En los próximos años, Brasil puede experimentar una revolución en la industria aérea.
Sin alardes, el gobierno federal tiene un plan audaz entre manos: conectar el interior del país con los centros urbanos, generando impactos en áreas como el turismo, la salud y la economía.
Pero ¿cuál es el verdadero alcance de esta propuesta?
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La promesa incluye más de 100 aeropuertos y se anunciará en detalle a finales de este año, y está previsto que los trabajos para transformar el sistema de aviación comiencen dentro de cinco años.
En total, hay 130 aeropuertos previstos para formar parte de este proyecto, el mayor de su tipo jamás planificado en Brasil.
Según el ministro de Puertos y Aeropuertos, Silvio Costa Filho, esta iniciativa reúne tres frentes estratégicos de desarrollo.
El objetivo no es sólo acortar distancias, sino también crear oportunidades que favorezcan áreas poco exploradas de la economía regional.
Las fases de la construcción del aeropuerto.
Primer frente: aeropuertos concedidos al sector privado
La primera fase del plan implica la renovación de unos 30 aeropuertos que están bajo gestión privada.
Estos aeropuertos más pequeños forman parte de bloques de concesión que también incluyen terminales importantes, como Congonhas (SP) y Manaos (AM).
Los operadores responsables tienen hasta diciembre de este año para entregar la primera oleada de reformas, consolidando la primera fase de obras.
Este sistema fue diseñado para aprovechar la estructura de los grandes concesionarios de aeropuertos, ofreciéndoles la tarea de modernizar unidades más pequeñas dentro del mismo paquete de concesión.
Segundo frente: Ampliación de Infraero y nuevos proyectos
El segundo frente de desarrollo se centra en los aeropuertos adquiridos por Infraero, una empresa estatal que pasó a gestionar terminales que, hasta entonces, eran administradas por estados y municipios.
Según el ministro, 20 aeropuertos, incluido el nuevo aeropuerto internacional de Olímpia (SP), están en esta lista de modernización.
Este movimiento se produce después de un período en el que Infraero sólo gestionó Santos Dumont (RJ), ya que subastas anteriores asignaron gran parte de las terminales al sector privado.
Sin embargo, recientemente algunas ciudades decidieron transferir la gestión nuevamente al gobierno federal, con el objetivo de lograr una mayor eficiencia y seguridad en el desarrollo.
Tercer frente: concesiones regionales vinculadas a grandes aeropuertos
Finalmente, la estrategia más prometedora –y desafiante– se pondrá a prueba con la concesión del aeropuerto de Guarulhos (SP), uno de los más grandes del país.
A cambio de una ampliación del plazo de concesión, la sociedad gestora asumirá la responsabilidad de gestionar aeropuertos más pequeños.
Este modelo podría convertirse en el nuevo estándar de concesión de los principales aeropuertos nacionales, si la aprobación del Tribunal Federal de Cuentas (TCU) ser concedido.
El objetivo es incluir alrededor de 80 aeropuertos regionales en los contratos de concesión actuales, conectando el sistema regional de forma amplia e integrada.
“Estamos hablando de alrededor de 130 aeropuertos, combinando estos tres programas. Es el mayor programa de aviación regional de la historia de Brasil. Estamos trabajando arduamente para garantizar que estas entregas se realicen a la población. En estos próximos cinco años, sin duda, fortaleceremos la aviación regional”, afirmó Costa Filho en entrevista con CNN.
Impactos en el turismo, la salud y la economía regional
La expansión no se limita a mejoras en la infraestructura turística.
Ministro sostiene que la aviación regional juega un papel esencial para el agronegocio y la integración de las economías locales con el resto del país.
Como ejemplo, destacó la necesidad de un aeropuerto en Barreiras, en el interior de Bahía, para atender las demandas del sector agrícola y mejorar la conectividad con los centros de distribución.
Además, el impacto en la salud pública no es menos importante.
En Amazonas, donde todavía se necesitan unos 10 aeropuertos regionales, la ausencia de estas terminales dificulta la respuesta a las emergencias médicas.
Costa Filho destaca que, en situaciones graves como accidentes o crisis sanitarias, la presencia de aeropuertos facilita el transporte urgente, incluida la llegada de UCI móviles, que muchas veces no pueden atender a regiones remotas.
Esta necesidad de un acceso rápido a la atención de emergencia deja claro cómo la aviación regional puede salvar vidas y transformar el sistema de salud.
El plan de desarrollo busca garantizar que incluso áreas alejadas de los grandes centros urbanos tengan un acceso rápido y eficiente a servicios esenciales.
La promesa de un desarrollo regional integrado y sostenible
Para viabilizar este proyecto, el gobierno propone trabajar en asociación con empresas privadas y estatales, compartiendo responsabilidades y aprovechando la experiencia del sector privado.
El modelo de concesión y la inclusión de nuevos aeropuertos en los contratos con grandes concesionarias son estratégicos para garantizar el éxito a largo plazo, evitando sobrecargar a la administración pública.
Según el ministro, La expectativa es que, con la consolidación del proyecto, las regiones menos accesibles puedan contar con infraestructura de transporte aéreo de alta calidad, impulsando el crecimiento económico..
Este avance traerá beneficios que van más allá de la aviación, impactando directamente en el turismo, la economía y el desarrollo de cada estado.
¿Cree que este programa realmente cambiará el escenario de la aviación y de las ciudades en Brasil?