Brasil y China anuncian un acuerdo de 102 millones de dólares para desarrollar CBERS-6, un satélite con tecnología de punta para monitorear incendios, deforestación y desastres naturales en cualquier condición climática.
Mucho más que un simple contrato internacional, la reciente asociación entre Brasil y China La construcción de un nuevo satélite podría cambiar la forma en que el país monitorea los incendios, la deforestación y los desastres naturales.
Detrás de las cifras millonarias y las negociaciones diplomáticas, hay una tecnología innovadora que promete ir más allá de las limitaciones actuales.
Acuerdo Brasil-China y los detalles milmillonarios
El pasado miércoles (18), el Senado Federal ratificó el acuerdo entre Brasil y China para la producción y operación del satélite CBERS-6, marcando otro capítulo en la histórica asociación espacial que comenzó en 1988.
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La inversión total prevista es de 102 millones de dólares (aproximadamente 632 millones de reales), dividida en partes iguales entre los dos países.
Esta cantidad cubre todo, desde el desarrollo hasta el lanzamiento del equipo, que utiliza tecnología avanzada SAR (Radar de apertura sintética).
Esta tecnología es capaz de generar datos en cualquier condición meteorológica, incluso bajo densas capas de nubes, lo que supone un salto adelante respecto a los sistemas actuales, que muchas veces se ven limitados por el humo o las condiciones meteorológicas adversas.
Según el senador y relator del proyecto, el astronauta Marcos Pontes, la principal innovación del CBERS-6 es permitir el seguimiento preventivo de la deforestación.
“Con esta tecnología podremos actuar antes de que se produzcan daños medioambientales”, destacó Pontes.
Además, reforzó que los datos generados serán utilizados exclusivamente para fines civiles, preservando los intereses nacionales.
Avances en gestión ambiental y riesgos anticipados
CBERS-6 traerá beneficios directos a la gestión ambiental, incluido el control de incendios, la ocupación de tierras y los recursos hídricos.
Como explica el senador Eduardo Braga (MDB-AM), “Esta asociación atrae inversiones para el programa aeroespacial brasileño y fortalece la prevención de desastres ambientales”.
Uno de los ejemplos citados es la posibilidad de identificar fallas en represas, algo crucial para evitar tragedias como las de Mariana y Brumadinho.
Sin embargo, no todos los senadores expresaron optimismo. Eduardo Girão (Novo-CE) y Cleitinho (Republicanos-MG) cuestionaron la viabilidad económica del proyecto, señalando el contexto de crisis en Brasil y el alto valor de la inversión.
“Falta una justificación sólida para este gasto. ¿Cuán dependientes nos estamos volviendo de China?”, argumentó Girão.
Asociación histórica y debates sobre la soberanía
La asociación Brasil-China en tecnología espacial comenzó en 1988 y dio origen a la serie de satélites CBERS (China-Brazil Earth Resources Satellite).
El acuerdo inicial, firmado en 1994, establecía la división de costes y el intercambio de datos generados, con acceso restringido a terceros previa aprobación de ambos países.
Sin embargo, los avances tecnológicos de China generan preocupación entre algunos parlamentarios. Izalci Lucas (PL-DF) cuestionó si el país asiático podría tener otros intereses estratégicos en los datos recopilados.
En respuesta, Marcos Pontes aseguró que el acuerdo protege la soberanía nacional y que los datos se utilizarán en beneficio de múltiples sectores, desde la agricultura hasta el urbanismo.
Los desafíos de invertir en tecnología
La inversión en ciencia y tecnología siempre ha sido un tema controvertido en Brasil, especialmente en tiempos de dificultades económicas.
Pontes destacó que iniciativas como ésta tienen impacto en varios ámbitos, no sólo en la prevención ambiental.
Según él, el coste de no actuar podría ser mucho mayor, citando como ejemplo las pérdidas financieras y humanas en los recientes desastres medioambientales.
Además, el senador Eduardo Braga reforzó que China, al compartir costos, no sólo comparte responsabilidades, sino que también ayuda a impulsar el programa aeroespacial brasileño.
Para él, esta colaboración es estratégica, principalmente porque fortalece la capacidad tecnológica nacional.
¿Cuáles son los siguientes pasos?
Ahora que el Senado ha aprobado el acuerdo, pasa a la promulgación, permitiendo a la Brasil y China avance en la construcción del CBERS-6.
Si bien los beneficios prometidos entusiasman a la comunidad científica y ambiental, las críticas resaltan la necesidad de un debate más profundo sobre los intereses reales detrás de esta asociación.
¿Qué opinas de esta inversión? ¿Los beneficios tecnológicos y ambientales justifican el alto costo? ¡Deja tu opinión en los comentarios!
¿Pero está claro en qué vemos invertir? En este satélite no debemos pensar en otros propósitos, USA hace esto directamente con Brasil y toma lo que quiere, confiemos en China, es solo uno más, y nos compartirán todo lo que tiene el satélite, solo hay que Sea inteligente en todo, pero es mucho más viable que Estados Unidos.
Brasil y China llevan décadas produciendo satélites en el INPE Sjcampos y hay un satélite que duró mucho más allá del tiempo previsto, China es un socio si no se centra entonces tendríamos que pagar por el uso de satélites de otros países y es caro.
Brasil prevé alianzas que traerán evolución tecnológica y ambiental, pero ahora está más enfocado que el tiempo para detener a estos criminales que atacan nuestro Bioma.
Excelente. ¡China quiere paz y cooperación! ¡Y Elon Mosca siempre quiere turbulencias!
Estoy completamente de acuerdo, ya le gustaba humillar a los padres subdesarrollados, ahora en el gobierno de Estados Unidos será aún peor.
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Estoy completamente de acuerdo con esta asociación, es hora de poner a los EE.UU. en el lugar que les corresponde, ya que se creen mejores que otros países y no son más que racistas, xenófobos y arrogantes, presuntuosos y viven del trabajo de otros países.