China ha realizado pruebas con un arma avanzada de microondas, capaz de destruir satélites en órbita y neutralizar sistemas electrónicos, con una potencia comparable a la de una bomba nuclear. ¿Cómo funciona esta tecnología y cuáles son sus impactos en el escenario geopolítico global? Descubre los detalles de esta amenaza tecnológica.
Investigadores chinos anunciaron avances en el desarrollo de una nueva arma de microondas de alta potencia (HPM), descrito por tener un poder comparable a la energía liberada por una explosión nuclear. La novedad, aún en fase de pruebas de laboratorio, atrae la atención internacional por su potencial impacto en las operaciones militares modernas, especialmente en la lucha contra drones y satélites.
La tecnología, desarrollada por científicos de Universidad Nacional de Tecnología de Defensa, en Changsha, y el Instituto de Tecnología Nuclear del Noroeste, en Xian, utilizan ondas electromagnéticas de alta intensidad capaces de desactivar o destruir sistemas electrónicos con extrema eficiencia.
Según informes preliminares, el equipo puede emitir hasta 1 gigavatio (GW) de potencia, lo que lo convierte en una herramienta letal en escenarios de guerra tecnológica.
- ¡Los teléfonos móviles están numerados! ¡Esto es lo que piensan Elon Musk, Bill Gates y Mark Zuckerberg! Tim Cook de Apple no está de acuerdo
- ¡Consulte algunas precauciones esenciales antes de comprar un aire acondicionado usado!
- Innovación en Pará: el açaí se transforma en biocombustible y asfalto sostenible, ¡atrayendo potencialmente altas inversiones en el sector!
- ¡Fin de los chips físicos para teléfonos celulares! Cómo la eSIM cambiará la telefonía móvil en Brasil y en el mundo
Enfoque y precisión: el diferenciador de China
Tradicionalmente, las armas HPM emplean antenas parabólicas convencionales para dirigir su energía.
Sin embargo, los investigadores chinos han adoptado un enfoque innovador con la tecnología de transmisión por matriz en fase.
Esta técnica le permite concentrar energía en objetivos específicos con alta precisión, aumentando el alcance y el impacto destructivo del dispositivo. Además, el arma sería capaz de atacar múltiples objetivos simultáneamente.
A pesar de las dificultades históricas relacionadas con la estabilidad de esta configuración, los científicos chinos afirman haber superado estos desafíos.
Desarrollaron un divisor de potencia compacto y único del tamaño de un ventilador doméstico que distribuye ondas electromagnéticas en ocho canales independiente.
Esta solución garantiza una eficiencia operativa del 96,6%, manteniendo la estabilidad del oleaje incluso después de miles de pruebas realizadas a máxima potencia.
Comparación con explosiones nucleares.
Los pulsos electromagnéticos generados por el arma son similares a los producidos por las explosiones nucleares, alcanzando niveles de 80.000 voltios por metro.
Esta potencia permite que el equipo llegue a sistemas satelitales, incluidos los que operan en la banda Ku, a menudo utilizados para comunicaciones comerciales, como el sistema Starlink.
Según datos de investigadores, muchos de estos satélites no siguen estándares de resistencia militar, lo que los hace vulnerables a ataques dirigidos.
El desarrollo de esta tecnología se considera una respuesta a las crecientes tensiones geopolíticas. Recientemente, militares de Estados Unidos y otras naciones también han intensificado la investigación en el área de armas de energía dirigida, anticipando escenarios de confrontación en el espacio.
La introducción de HPM capaces de alcanzar satélites refuerza la idea de que el dominio espacial es cada vez más estratégico.
Implicaciones militares
El uso de satélites comerciales en conflictos, como la guerra entre Rusia y Ucrania, pone de relieve la relevancia de las armas antisatélites. Según los científicos chinos, las armas de energía de nivel de gigavatios tienen el potencial no sólo de destruir drones sino también de desactivar satélites en órbita terrestre baja.
Esto podría comprometer los sistemas de comunicaciones, vigilancia y navegación de los adversarios.
Aunque China aún no ha probado su arma fuera del laboratorio, el avance tecnológico señala una carrera global por la supremacía en armamento de energía dirigida.
La eficacia de este equipo en escenarios reales sigue siendo incierta, pero su capacidad destructiva ya preocupa a las potencias internacionales.