Un hallazgo raro sugiere que la influencia de Teotihuacan se remonta a tiempos más antiguos de lo que se creía, revelando interacciones complejas con el mundo maya.
En las densas selvas de Guatemala, los arqueólogos han hecho un descubrimiento sorprendente. Un pequeño altar fue encontrado en el sitio arqueológico de Tikal, una antigua ciudad maya. A primera vista no llamó mucho la atención. Era del tamaño de un niño. Pero sus formas y pinturas revelaban algo inusual: estaba realizada al estilo de Teotihuacan, ciudad situada a más de 1.200 kilómetros de distancia.
El descubrimiento reaviva el debate sobre la relación entre mayas y Teotihuacan en el siglo V. Este altar puede ser la evidencia más clara de la influencia de la metrópoli mexicana en el mundo maya.
Un altar encontrado fuera de lugar
El altar fue encontrado en un complejo residencial llamado Grupo 6D-XV. Era una pieza discreta, pero llena de detalles. Pintado en rojo, amarillo y negro, presentaba rostros con tocados de plumas y adornos en forma de escudo. La construcción siguió el estilo arquitectónico talud-tablero, típico de Teotihuacan.
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También llamó la atención la técnica utilizada. Pinceladas superpuestas, imágenes frontales de deidades y simetría. No parecía una copia maya. Era arte realizado por personas formadas en las tradiciones de Teotihuacan.
Los investigadores concluyeron que los murales fueron producidos por artistas con dominio del estilo original. La datación por radiocarbono indica que el altar fue utilizado entre 400 y 550 d.C., período en el que se dice que un personaje de Teotihuacan, conocido como el Búho Lanzador, ayudó a establecer una nueva dinastía en la ciudad maya de Tikal.
Misterios enterrados
El altar estaba en un patio privado. A su alrededor había cuatro edificios, probablemente ocupados por familias mayas de élite. Pero lo que intriga a los arqueólogos es lo que se encontró debajo.
Se identificaron cuatro entierros infantiles y otros depósitos rituales. La disposición recordaba las prácticas funerarias de Teotihuacan. Uno de los niños, por ejemplo, fue incinerado y colocado en posición sentada, con los brazos cruzados sobre el pecho, tal como se hacía en los rituales de esa región de México.
Tres de los niños tenían menos de cuatro años. "En tres lados del altar se encontraron los restos de tres niños menores de 4 años.”, dijo la arqueóloga Lorena Paiz a The Associated Press.
También comentó que “Los teotihuacanos eran comerciantes que viajaban por todo el país (Guatemala)”.Según Paiz, los complejos residenciales de Teotihuacan tenían habitaciones y altares en el centro, el mismo patrón encontrado en esta residencia en Tikal.
Cerámica y espejos
Las tumbas también revelaron otras evidencias de contacto con Teotihuacan. Se encontraron vasos con bordes festoneados y formas que imitaban objetos del centro de México. En una tumba de un adulto se encontró una hoja de obsidiana verde, un material típico de la región de Teotihuacan.
El altar en sí tenía un detalle intrigante: una inserción circular. Los arqueólogos creen que allí había un disco, quizás un espejo. Fue retirado antes de que el altar quedara cubierto de escombros.
Esto puede indicar un ritual de cierre. Este entierro coincide con la decadencia de Teotihuacan, lo que sugiere una posible pérdida de influencia.
El altar encontrado revela un mapa de la política antigua
La aparición de este altar plantea una pregunta: ¿por qué un objeto mexicano estaría en el centro de Tikal? Para entender esto hay que olvidarse de las fronteras modernas. En el siglo V, Teotihuacan era una de las ciudades más grandes del mundo, con más de 100 habitantes. Su distribución se extendía desde México hasta Honduras.
Tikal, a su vez, era una potencia maya. La presencia extranjera en la ciudad ya era conocida. Una antigua estela, conocida como el “Marcador de Tikal”, registra la llegada de representantes de Teotihuacan en el año 378 d. C. Pero el altar del Grupo 6D-XV va más allá. Esto demuestra que la influencia no se limitó a la política. Ella estaba presente en la vida cotidiana.
Símbolos de poder y divinidad
Los murales del altar muestran figuras con tocados y escudos en los cuatro lados. Esto puede representar los cuatro puntos cardinales, una forma de organizar el mundo según la visión teotihuacana.
Algunos estudiosos asocian estos rostros con el “Dios de la Tormenta” y la “Gran Diosa”, deidades vinculadas a la fertilidad, la lluvia y el poder. Todavía no está claro si eran venerados como dioses o servían como símbolos de estatus y legitimidad.
Lo que se sabe es que alguien en Tikal tuvo acceso a artistas, conocimientos y técnicas que vinieron directamente de Teotihuacan.
Este altar puede ser sólo la punta del iceberg. En Tikal se han encontrado otros edificios de estilo mexicano, como una plaza similar al gran complejo de la Ciudadela en Teotihuacan.
Miles de fragmentos de incensarios, cerámicas y tumbas con objetos exóticos refuerzan la idea de contacto profundo. Esto va más allá del simple comercio. Es posible que hubiera un enclave extranjero en Tikal.
No se sabe si era un puesto militar, un puesto diplomático o algo más complejo. Quizás se trataba de una élite maya que adoptaba costumbres extranjeras como forma de demostrar poder. El uso de estilos teotihuacanos pudo haber sido una forma de destacar.
El altar fue enterrado de manera ritualizada. Esto puede indicar un final simbólico de la influencia de Teotihuacan en la región. La ciudad mexicana entró en decadencia en la misma época.
Aun así, el altar sigue siendo una de las pruebas más claras de la conexión entre estas dos grandes civilizaciones de Mesoamérica. Su estilo, sus imágenes y los enterramientos que lo rodean son una ventana rara a una historia de intercambio, adaptación y coexistencia entre mundos antiguos.
Con información de ZME Science.