Tras ser expulsada del sistema SWIFT y enfrentarse a miles de sanciones internacionales, Rusia apuesta por las criptomonedas para mantener sus transacciones financieras y desafiar el aislamiento económico impuesto por Occidente.
Rusia está redescubriendo las criptomonedas, normalmente asociadas con la especulación, como herramienta para el comercio internacional. En una medida audaz, el país busca eludir las sanciones económicas a través de un sistema financiero descentralizado. ¿Pero funcionará esta estrategia?
El impacto de las sanciones económicas a Rusia
Desde la invasión de Ucrania en 2022, Rusia se ha enfrentado a una avalancha de sanciones por parte de países como Estados Unidos, Japón y miembros de la Unión Europea. El bloqueo del sistema SWIFT, esencial para las transacciones bancarias globales, aisló a los bancos rusos de economía mundial
Para comprender la gravedad de esto, piense en SWIFT como una autopista por donde pasan las transferencias internacionales. Sin acceso, Rusia se vio restringida a rutas alternativas, que a menudo eran lentas o inviables. Aunque creó su propio sistema, el PESA, se utiliza principalmente dentro del país, lo que limita su eficacia para las transacciones globales.
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El papel de las criptomonedas en el escenario actual
Sin opciones tradicionales, Rusia centró su atención en las criptomonedas. A diferencia de las monedas fiduciarias, como el dólar o el euro, funcionan sin intermediarios, utilizando tecnología blockchain para validar las transacciones.
Recientemente, el gobierno ruso aprobó una ley que permite a las empresas registradas utilizar criptomonedas para el comercio internacional. Además, reguló la minería de activos digitales, mejorando la validación de las transacciones. Esto representa un cambio de postura significativo, considerando que hasta 2020 el uso de criptomonedas en el país estaba restringido.
Los desafíos del uso de criptomonedas en el comercio internacional
Si bien parece una solución prometedora, el uso de criptomonedas en el comercio global presenta obstáculos. Para empezar, no todos los países aceptan pagos con criptomonedas. Esto significa que incluso si Rusia está dispuesta, el otro extremo debe ser igualmente abierto.
El gobierno ruso ha impuesto límites al uso y extracción de criptomonedas. Las regiones con deficiencia energética, por ejemplo, tienen prohibida la minería durante seis años. En otras palabras, existe un control estatal significativo sobre una herramienta que debería ser descentralizada.
Ventajas y riesgos del camino criptográfico
Las criptomonedas ofrecen flexibilidad y cierta opacidad en las transacciones, lo que las hace atractivas para eludir sanciones. Sin embargo, esta opacidad también puede generar desconfianza entre los socios comerciales y atraer vigilancia internacional.
Otro riesgo es la volatilidad. Las criptomonedas son notoriamente inestables, lo que puede dificultar la fijación de precios de bienes y servicios de manera consistente. Si la aceptación global no crece, el plan de Rusia podría convertirse en otro callejón sin salida.
Al apostar por las criptomonedas, Rusia ha abierto un nuevo frente para afrontar las sanciones económicas. Sin embargo, esta estrategia depende de una combinación de aceptación internacional y capacidad interna para controlar un sistema esencialmente descentralizado.
¿Podrá el país transformar una herramienta especulativa en un pilar del comercio global? El tiempo lo dirá. Mientras tanto, el mundo sigue de cerca este experimento financiero inusual.