Una antigua fábrica de automóviles Fiat, abandonada desde 2011, todavía tiene todas sus máquinas en funcionamiento pero sigue sin empleados
En la costa mediterránea de Sicilia, una Fábrica de automóviles Fiat abandonado parece congelado en el tiempo. El complejo industrial de Termini Imerese, construido con el apoyo del gobierno italiano en la década de 1960 para impulsar la economía de la región y la industria automotriz del país, ahora enfrenta un colapso inminente.
El sitio es un punto de atracción para los exploradores urbanos, que se aventuran a ver lo que los antiguos propietarios dejaron el día que la fábrica cerró en 2011. Mire un video a continuación en portugués de exploradores que visitaron el sitio el mes pasado.
El comienzo de la historia de la fábrica de automóviles Fiat: una promesa de desarrollo
La fábrica fue fundada en 1970, en Termini Imerese, un pueblo siciliano junto al mar. El gobierno italiano decidió invertir en el sur del país, fomentando la producción de automóviles en la región, tradicionalmente alejada de los grandes centros industriales del norte.
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El gobierno ofreció un importante apoyo financiero para que Sicilia se convirtiera en un centro de producción de automóviles, centrándose en la creación de empleos y la revitalización de la economía local.
Para asegurar el éxito de la operación se contó con tecnologías de punta y los mejores profesionales de la industria automotriz.
Durante años, la fábrica empleó a unos 3.200 trabajadores, que ayudaron a producir vehículos icónicos como el Fiat 500, Panda, Punto y Lancia Ypsilon.
La producción en la fábrica de Termini Imerese simbolizó un nuevo capítulo para la industria automovilística italiana y la región.
El impacto de la crisis económica mundial
Sin embargo, en noviembre de 2011 las puertas de la fábrica se cerraron por última vez. El principal motivo del cierre fue la crisis financiera mundial, que afectó gravemente a muchas industrias.
Para Fiat, la producción en una isla alejada del continente se volvió inviable. Los gastos de logística aumentaron debido a la necesidad de transportar piezas y automóviles terminados a través del mar, lo que incrementó el costo de producción en aproximadamente 1.000 euros por vehículo. Este costo adicional hizo que la operación fuera insostenible.
La fábrica de Termini Imerese nunca logró alcanzar más del 40% de su capacidad máxima, lo que provocó grandes pérdidas económicas.
En medio de este escenario, Fiat anunció que la producción del Lancia Ypsilon se trasladaría a Tychy, en Polonia, decisión que marcó el fin de operaciones en Sicilia.
Intentos y dificultades de revitalización.
Después del cierre de la fábrica, se hicieron varios intentos de reabrirla. En 2016, Bluetec, una empresa de Metec SpA, con el apoyo de Invitalia, volvió a contratar a 120 ex empleados en un intento de reactivar la producción en el sitio.
Sin embargo, este intento también fracasó. En 2019, los propietarios de Metec, Roberto Ginatta y Cosimo Di Cursi, fueron investigados por fraude por valor de 16 millones de euros, una estafa que llevó a la quiebra de la operación y a la detención de Ginatta.
Esta secuencia de quiebras, acusaciones de fraude e investigaciones se ha convertido en una constante en la historia de la fábrica Termini Imerese, que, desde su cierre, ha pasado a ser considerada por muchos un lugar maldito.
Cada intento de resurgimiento fue seguido por un nuevo fracaso y el destino de la fábrica parecía sellado. En 2023 el local volvió a ponerse a la venta, pero sin nuevas actualizaciones.
La fábrica de coches congelada en el tiempo
Sin embargo, lo que queda hoy de Termini Imerese Es una verdadera cápsula del tiempo. Cuando dos exploradores urbanos, Andrea y Eelco, se aventuran en las instalaciones abandonadas, inmediatamente les sorprende la sensación de que la fábrica todavía está esperando para volver a funcionar.
Las puertas se abren con un chirrido y el eco del vacío llena el aire, pero todo allí parece como si lo hubieran abandonado abruptamente, como si los trabajadores se hubieran ido a almorzar y nunca regresaran.
En el interior de la fábrica aún se conservan las líneas de producción, al igual que las cabinas de pintura donde se terminaban los coches.
Los dos exploradores se encuentran caminando entre máquinas y equipos, todos cubiertos por una gruesa capa de polvo.
Algunos ordenadores siguen sobre las mesas, obsoletos, como si el tiempo se hubiera detenido allí. Las herramientas descansan en estantes, esperando, pero sin ninguna expectativa de uso.
En un rincón aún destacan trofeos olvidados, desafiando la soledad del entorno. El entorno parece tan surrealista que uno de los exploradores incluso compara el lugar con otro planeta.
Las máquinas, incluso cuando están paradas, todavía muestran signos de mantenimiento, con papeles en las paredes que indican que las máquinas estaban siendo preparadas para un reinicio que nunca llegó.
La tensión de la presencia
En un momento, mientras los exploradores caminan por los pasillos vacíos, escuchan un sonido distante y se dan cuenta de que tal vez no estén solos.
Aparece un destello de luz y la tensión aumenta. Se marchan rápidamente por temor a ser atrapados por los guardias de seguridad locales.
La sensación de invadir un lugar cerrado hace subir la adrenalina, pero logran escapar, aún con el corazón acelerado.
La fábrica de Termini Imerese sigue en pie, pero desde hace años corren rumores sobre su demolición. La realidad, sin embargo, sigue siendo otra: el complejo industrial sigue ahí, resistiendo al tiempo y al abandono, como recordatorio de lo que podría haber sido un gran hito en la historia industrial de Sicilia.
El futuro del pasado
Aunque la fábrica está a punto de ser demolida, su legado sigue vivo en la memoria de los antiguos trabajadores y en las ruinas que aún conservan vestigios de lo que fue.
Para los exploradores urbanos, la ubicación ofrece una oportunidad única de profundizar en el pasado y comprender las complejas interacciones entre la economía, la tecnología y las dificultades de operar en una isla aislada.
La historia de la fábrica Termini Imerese es un reflejo de la realidad de muchas otras empresas que, a pesar de las promesas iniciales, acaban sucumbiendo a desafíos económicos, logísticos y políticos.
Incluso con quiebras y abandono, la antigua fábrica sigue siendo un lugar de curiosidad y un pedazo de historia que, aunque a punto de desaparecer, siempre mantendrá una sombra de su legado.
Siempre es muy triste ver una industria construida con amor siendo abandonada
Ver estas máquinas con signos de uso permanente y funcionando durante años y años sin que nadie las cuide es un espectáculo triste.
Parabenos