Si crees que has visto el caos, permíteme presentarte a Caos: el Rodoanel Mário Covas. El proyecto que comenzó con grandes promesas de aliviar el tráfico en la ciudad de São Paulo, es ahora un ejemplo épico de retrasos, escándalos y gastos astronómicos. Y sí, todavía está lejos de estar terminado.
Allá por 1998, el entonces gobernador Mário Covas anunció con pompa y circunstancia el inicio de la construcción del Rodoanel Mário Covas, un grandioso proyecto que tenía todo para solucionar el tráfico en la ciudad de São Paulo, desviando el flujo de camiones y vehículos pesados de la carreteras congestionadas. El proyecto, de 180 kilómetros de longitud, debería haberse entregado en 2006. Sí, debería haberse entregado.
La idea original era que este proyecto funcionara como una “circunvalación” que rodearía la región metropolitana, facilitando la vida a los conductores y reduciendo los eternos atascos. El plan era claro: cuatro tramos que conectan autopistas, más de 60 viaductos, decenas de túneles, miles de millones de reales invertidos. Todo en 8 años.
Pero, 24 años después, el trabajo aún no ha sido terminado, y el tráfico en la ciudad de São Paulo sigue siendo infernal.
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La telenovela de las cuatro secciones de Rodoanel Mário Covas
El primer tramo, el Oeste, se inauguró en 2002, con 32 km. Hasta entonces todo estaba razonablemente en orden. Pero, como toda buena trama, fue en el segundo capítulo, o mejor dicho, en un extracto, cuando empezó el drama. El tramo sur, iniciado en 2006, no se completó hasta 2010 y el coste ya superó con creces lo esperado. El tramo Este, por su parte, se inició en 2011 y se entregó en 2015, acumulando más retrasos y más millones.
Ahora, la sección norte es la guinda del pastel. Con 44 kilómetros aún en construcción, escándalos de corrupción que involucran a empresas constructoras, malversación de fondos y un aumento exponencial de los costos (de 9,9 mil millones de reales a la impresionante cifra de 26 mil millones de reales), se prolonga desde 2013. ¿La previsión más reciente? 2022. ¿Pero quién cree eso?
Corrupción y obstáculos (literalmente)
En 2018, la Policía Federal lanzó la “Operación Pedra no Caminho”, quien descubrió un esquema de sobreprecios que implicó servicios “imprevistos” para la retirada de grandes piedras (los famosos cantos rodados) durante las obras. Algo que, según las investigaciones, ya debería haberse previsto en el proyecto inicial. ¿El resultado? La sospecha de una malversación de 600 millones de reales sólo en el sector Norte.
Esta situación generó una pregunta inevitable: ¿todo este dinero gastado en interminables obras en el Rodoanel Mário Covas no podría haber sido mejor utilizado en otras soluciones para el tráfico de la ciudad de São Paulo?
¿Sigue siendo el Rodoanel la solución?
En pleno año 2024, muchos se preguntan si el Rodoanel Mário Covas todavía tiene sentido o si nació obsoleto. La construcción tomó tanto tiempo que, mientras tanto, São Paulo necesitó otras intervenciones, como nuevos carriles en los costados de las carreteras y avenidas para tratar de aliviar el flujo. Intervenciones que podrían no haber sido necesarias si el Rodoanel se hubiera terminado dentro del plazo original.
Lo cierto es que el foco en el transporte por carretera parece obsoleto en una ciudad que necesita urgentemente inversiones en transporte público. ¿Imagínese si esos 26 mil millones de reales se hubieran invertido en líneas de metro y trenes? Sin olvidar que el transporte de carga sigue compartiendo espacio con los pasajeros, empeorando aún más los intervalos y la eficiencia de las líneas CPTM.
¿Hay luz al final del túnel?
El tráfico en la ciudad de São Paulo parece un problema irresoluble, pero existen alternativas. Un peaje urbano, por ejemplo, podría reducir hasta un 30% la circulación de vehículos en las calles, aunque el brasileño medio probablemente se arrancaría los pelos con sólo oír hablar de otra tarifa. Otra opción sería la ampliación masiva de los carriles bus, triplicando su longitud para competir verdaderamente con los coches privados.
9Pero, al final, el Rodoanel Mário Covas es un símbolo de una era de grandes promesas y poca ejecución. Hoy representa un modelo de gestión obsoleto, centrado en el transporte por carretera, que ha dejado de lado las necesidades reales de una metrópolis moderna como São Paulo. Ahora solo queda esperar y ver si algún día este trabajo se completará y si tendrá algún impacto positivo en el caos diario de vivir y conducir en la ciudad más grande del país.